Vivimos un momento histórico y un proceso de cambio impredecible, a través de una revolución tecnológica que ha cambiado el mundo para siempre, una crisis económica global de una magnitud indefinida, y una pérdida de valores en el espacio y dentro de un contexto de la sociedad actual.
Las grandes revoluciones en la historia de la humanidad han venido precedidas de nuevas ideas, nuevos conceptos o a partir de descubrimientos donde la imaginación es un punto de inspiración, donde la creatividad nos abre posibilidades u oportunidades, la innovación impulsa a la acción y al cambio, los resultados demuestran la valía y los valores mantienen y diferencian a las personas y empresas.
Las personas con talento y talante son extraordinarias, con talento (aptitud o saber) y talante (ganas y disposición). Estamos en una nueva dimensión en la que cada persona es quien tiene la responsabilidad de su propia vida. Somos las personas los protagonistas de nosotros mismos, de nuestras acciones y de todo cuanto decidamos que queremos para nosotros y nuestra vida.
Yo no soy una persona de grandes capitales sino todo lo contrario, me atrevería a decir que de un muy diminuto capital económico. Hoy para mí no es lo más importante, existen otros tipos de capitales no cuantificables como pueden ser la imaginación, la creatividad y el conocimiento. ¿Te has preguntado alguna vez cual es el precio del capital que tienes en conocimientos e imaginación? Además estamos ante un nuevo modelo sistemático que se está comenzando a denominar como capitalismo creativo. Para ello hay que tener presente la voluntad de adquirir la capacidad de estar continuamente en un proceso de aprendizaje permanente para desarrollar conocimientos y competencias que puedan crear valor. El mundo está cambiando, de un empleo que parecía para toda una vida, estamos asistiendo a una vida para muchos empleos. La mayor parte de las personas pasaremos períodos profesionales más o menos largos que irán evolucionando con alternativas de autoempleo y desempeño. Se acabó la época de echar la culpa de lo que nos pasa a los gobiernos, a las empresas, a la sociedad y de echar balones fuera de nosotros. Es el momento de pasar del tengo al quiero, o lo que es lo mismo de la obligación al compromiso, es el momento de cambiar el “no puedo” por “el elijo” lo que quiero para mí, y pasar al sí puedo eligiendo lo que quiero de verdad. Para que no aceptar la nueva situación y ser conscientes de que cada persona tiene la responsabilidad de hacer que las cosas pasen como realmente quiere que le sucedan. Enriquecerse de valores y no empequeñecerse con los problemas diarios nos harán saber que estamos ante un nuevo paradigma sin precedentes, como otros muchos que sucedieron a lo largo de la historia del mundo y de la humanidad.
Es mi deseo que tomemos conciencia para buscar el bienestar de las personas, para garantizar el futuro a otros que vendrán y que tendrán que descubrir otras alternativas y que pondrán sus conocimientos al servicio de la humanidad, pero mientras eso llega, ahora nos toca a los que estamos aquí ponernos al servicio de nosotros mismos y de la sociedad en general.
Jesús Luis de San Antonio Benito
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